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2014 Fiestas del Medievo

Roberto Esquembre Ocetta 13/03/2014 Imprimir | Agregar a favoritos

Este año, la Escuadra de Salvajes, hemos decidido participar, de forma activa, en las Fiestas del Medievo. Paralelamente a la Fiestas que se realizaban en el Rabal, hemos decidido unirnos al proyecto engalanando nuestra cueva para la ocasión. Nos hemos implicado todos y cada uno de la escuadra para disfrutar de este largo fin de semana. La crónica y la galería fotográfica que podéis ver a continuación es prueba de ello. 

El viernes por la noche,  con la actuación del Grupo de Danzas de Villena y el pasacalles de los Gigantes y Cabezudos recuperados por la asociación pro-Restauración de la Ermita de San José, quedaba inaugurado el Mercado Medieval, mercado que ahora es mucho más que eso, son las Fiestas del Medievo, mientras tantos los salvajes engalanábamos la cueva para tal evento.



El sábado a las 8 de la mañana, nos reuníamos todos los miembros de la escuadra, para almorzar en la cueva, mientras en el Rabal, con la llegada de los Reyes Católicos a Villena en 1488 y el pregón del antropólogo Francesc Llop i Bayo, quedaban inauguradas las Fiestas del Medievo de 2014.


El jefe de la sección de Museos de la Generalitat Valenciana, un enamorado de las campanas de Villena y recuperador de las de Santa María, volvía a pedir públicamente y con insistencia ante las autoridades locales, la recuperación de la Torre del Orejón, símbolo del poder civil frente al eclesiástico, destacaba el “carácter único” del toque de las campañas en Villena y nos invitaba a olvidar móviles y tabletas y recuperar la comunicación personal, en la calle, frente a frente, tal y como se vive en barrios populares como el del Rabal, que a partir de ese momento se llenaba de artesanía, espectáculo, cultura, talleres, amor, bodas, diversión, patrimonio... en definitiva, de vida, actividad y convivencia vecinal.


Para la comida del sábado, teníamos previstos unos gazpachos villeneros, con su pollo, su conejo, sus robellones, su prebella,... y su torta elaborada artesanalmente, por el maestro Soriano, como Dios manda.

 


Todos arrimamos el hombro, y mientras unos hacían las tortas, otros freían la carne, cortaban el pan,...abrían cervezas, ponían Gin-Tonic, jugaban al truque...El caso era estar todos juntos.


 

 

Tras la comida, y después de tomar algún que otro espirituoso, comenzaban los torneos medievales, se cortó alguna que otra cabeza y se dio por bautizado al último miembro de la escuadra.

 



La noche había que terminarla tal y como comenzó el día; comiendo. Para ellos se preparo una buena “sardinada”, la cual permitió poder continuar con la fiesta, bajo un cielo limpio y estrellado.


 


 

Tras la procesión de antorchas, seguimos la fiesta en la cueva, hasta largas horas de la madrugada.


 


A las 8:00 h. del domingo, ya estábamos comiéndonos una suculenta gachamiga, para elaborar el costillar de ternera que teníamos preparado para este día. Durante ocho horas, estuvo haciéndose el asado en plena calle, un espectáculo para los visitantes, que degustamos en la explanada de la cueva – no todo iba a ser cerveza y vino-



Y tras la comida, llego el final de la jornada. El final de un fin de semana, en el que hemos disfrutado del animado y vibrante ambiente que se respiro en la cueva, rodeados de amigos y de buena gente. Un fin de semana que hasta el tiempo se quiso sumar a la celebración, regalándonos un tiempo espectacular y primaveral.


Gracias a todos los amigos que nos acompañaron, y en especial a nuestras mujeres que se involucraron con nosotros en este proyecto, y que seguro, seguro, seguro...repetiremos el año que viene.

 


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